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sábado, 19 de diciembre de 2015

Espina Bífid

Espina bífida
La espina bífida es un tipo de defecto del tubo neural (DTN). El término significa espina dividida, o cierre incompleto de la columna vertebral. La forma más grave de espina bífida puede incluir debilidad muscular o parálisis por debajo de la zona dividida, pérdida de sensación debajo de la división y pérdida de control del intestino y la vejiga.
Hay tres tipos de espina bífida varían de leve a severo y estos son:
Espina bífida oculta: una apertura en una o más vértebras (huesos) de la columna sin daño evidente en la médula espinal.
Aparece un pequeño defecto o abertura en una o más vértebras. Algunas tienen un lipoma, hoyuelo, vellosidad localizada, mancha oscura o una protuberancia sobre la zona afectada. La médula espinal y los nervios no están alterados.
Muchas personas con espina bífida oculta no saben que la tienen, o sus síntomas no aparecen hasta edades avanzadas. Estos síntomas pueden ser de tres tipos:
Neurológicos: debilidad en las extremidades inferiores, atrofia de una pierna o pie, escasa sensibilidad o alteración de los reflejos.
Genito-urinarios: incontinencia de orina o heces o retención de orina.
Ortopédicos: Deformidad de los pies o diferencias de tamaño.
Meningocele: las meninges, o cobertura protectora alrededor de la médula espinal, sale a través de la apertura en las vértebras en un saco llamado meningocele. La médula espinal sigue intacta; esto se puede reparar con poco o ningún daño a las vías nerviosas.
Mielomeningocele: es la forma más grave de espina bífida; una porción de la médula espinal misma sobresale a través de la espalda. En algunos casos, los sacos están cubiertos de piel; en otros, los tejidos y nervios están expuestos.
Generalmente, los términos “espina bífida” y “myelomeningocele” son usados en forma intercambiable.
La espina bífida habitualmente es un defecto de nacimiento aislado. A pesar de que los científicos creen que hay factores genéticos y ambientales que pueden conjugarse para causar éste y otros defectos del tubo neural, el 95 por ciento de los bebés con espina bífida nacen de padres sin antecedentes determinadas familias, no sigue ninguna pauta específica de herencia.
 Las mujeres con ciertos problemas de salud crónicos, incluidos la diabetes y trastornos de convulsiones (tratados con determinados medicamentos anticonvulsivos), tienen mayor riesgo (aproximadamente 1/100) de tener un bebé con espina bífida.
Características
Los efectos de myelomeningocele, la forma más grave de la espina bífida, pueden incluir debilidad muscular o parálisis bajo el área donde ocurre la apertura (o hendidura), falta de sensación bajo la hendidura, e incontinencia.
Existe el peligro, además, de una acumulación anormal de líquidos en el cuerpo y por lo tanto en el cerebro (resultando en una condición llamada hidrocefalía). Un gran porcentaje (70%-90%) de los niños que nacen con myelomeningocele tienen hidrocefalía.3 La hidrocefalía puede ocurrir sin la espina bífida, aunque frecuentemente se manifiestan juntas ambas condiciones. La hidrocefalía se controla mediante una intervención quirúrgica llamada procedimiento de derivación (shunt). Este procedimiento consiste en la introducción de una punta de un tubo flexible en un ventrículo cerebral, sacando el tubo por una pequeña apertura en el cráneo. Sin éste puede resultar una acumulación de líquidos en el cerebro, y esta presión puede causar daño cerebral, ataques, o cegüera.
Manifestaciones clínicas
 Dependen del nivel del mielocele y consisten en diversos grados de paraplejía fláccida y arrefléxica, alteraciones de la sensibilidad (táctil y dolorosa) y trastornos de los esfíntes (disfunción vesical e incontinencia fecal).
Asimismo, se evidencian úlceras tróficas de los miembros inferiores con periostitis u osteomielitis subyacentes, deformidades ortopé- dicas (pies zambos, subluxación de las caderas, escoliosis) e incluso fracturas óseas.
El nivel sensitivo es más constante que el motor y permite una delimitación más exacta del límite superior de la lesión: – En los casos más severos por encima de L3 la paraplejía es completa con imposibilidad para la deambulación.
– En lesiones lumbares más bajas están conservadas la flexión y adducción de la cadera y la extensión de la rodilla, siendo posible la marcha con ayuda.
– Las lesiones de las raíces sacras superiores permiten al niño caminar con mínima ayuda, pero existen deformidades de los pies.
–En las lesiones sacras por debajo de S3 la función de las extremidades inferiores es normal y hay anestesia en "silla de montar".
En la mayoría de los niños con mielomeningocele existen trastornos de los esfínteres.
– En las lesiones por debajo de S3 los esfínteres anal y vesical están paralizados. La vejiga estará distendida y permitirá con facilidad la expresión urinaria mediante compresión suprapúbica.
 – En el grupo más numeroso de niños con lesiones más altas, aun cuando la vejiga también está dilatada, existe retención urinaria, que está provocada por la incoordinación entre las contracciones dé- biles del detrusor y la contracción voluntaria o refleja del esfínter externo. En estos casos se produce subsecuentemente una hidronefrosis.
Son frecuentes las infecciones de orina de repetición y la evolución a una pielonefritis crónica.
La hidrocefalia asociada a una malformación tipo II de Chiari está ya presente al nacer en el 85-95% de los casos, como se observa mediante ultrasonografía. En el Chiari tipo II, al descenso de las amígdalas cerebelosas, que rebasan el plano del foramen magnum, se añade la elongación y la distorsión del tronco del encéfalo, y el descenso del IV ventrículo.
La sintomatología de la hidrocefalia progresiva en estos casos suele ser lenta e insidiosa con aumento del perímetro craneal, o bien se puede manifestar de forma aguda con irritabilidad y vómitos. No es infrecuente observar síntomas de afección de pares craneales bajos y de compresión del tronco cerebral: dificultad para la alimentación, estridor, parálisis de las cuerdas vocales, disfagia y bradicardia.
Es típico un patrón de disfunción ventilatoria central consistente en obstrucción de las vías aéreas superiores, respiración irregular y apnea, que se confirma mediante un registro poligráfico de sueño. Los síntomas referidos pueden requerir adenoidectomía, traqueotomía e incluso descompresión quirúrgica de la fosa posterior.
No suele existir retraso mental, salvo en casos de hidrocefalia, que precise varias revisiones del shunt, complicada con meningitis o ventriculitis.
En estos niños se pueden observar crisis epilépticas. En los meningoceles el examen neurológico es normal. A la inspección se observa una masa fluctuante que produce una protrusión de la piel, que habitualmente está cubierta por un angioma plano. Los meningoceles no se asocian con hidrocefalia. Entre las malformaciones asociadas puestas de manifiesto con la resonancia magnética medular destacan la siringomielia y la diastematomielia.
El diagnóstico prenatal de los defectos del tubo neural (DTN) se lleva a cabo mediante la ecografía, y la determinación en el líquido amniótico de la alfa-fetoproteína (AFP) y de la acetilcolinesterasa que estarán elevadas en los DTN abiertos.
 La determinación de la AFP en el suero materno entre la 13 y la 16 semana de gestación se recomienda, en la actualidad, como “screening” de los DTN, aun cuando existe un elevado número tanto de falsos positivos como de negativos. Los niveles de AFP mayores de 1000 ng/mL indican una alta proba bilidad de un DTN (el valor normal de la AFP durante la gestación es de hasta 500 ng/mL)
Causas y factores de riesgos
Habitualmente la espina bífida proviene de la unión de una predisposición genética y factores ambientales. Entre las causas ambientales podemos señalar:
Ø  El 98% de los casos se debe a un déficit de folatos en la madre en los momentos previos o inmediatamente posteriores a producirse el embarazo.
Ø  Tratamiento materno con fármacos: ácido valproico (anticonvulsionante), etetrinato (tratamiento para la psoriasis y el acné),carbamazepina (tratamiento epiléptico) y medicamentos hormonales.
Otros factores de riesgo:
Ø  Edad materna: madres adolescentes o de más de 35 años.
Consecuencias
Cuanto más alta se encuentre la vértebra o vértebras afectadas, más graves serán las consecuencias. Dichas consecuencias pueden incluir:
Ø  Hidrocefalia: es la acumulación excesiva de líquido cefalorraquídeo (LCR) en el cerebro. La acumulación excesiva de LCR ocasiona una presión potencialmente perjudicial en los tejidos del cerebro.
Ø  Otros trastornos neurológicos ligados normalmente a la hidrocefalia:
Ø  Malformación de Chiari o de Arnold-Chiari: la porción caudal del cerebelo y a veces, del tronco cerebral, que se encuentran situados por debajo del foramen magno.
Ø  Siringomielia: formación o acumulación de LCR dentro del cordón medular.
Ø  Dificultades de visualización, memoria, concentración.
Ø  Alteraciones del aparato locomotor:
Ø  Debilidad muscular o parálisis, deformidades y disminución o pérdida de la sensibilidad por debajo de la lesión.
Ø  Trastornos del sistema genito-urinario:
Ø  Alteraciones del control urinario e intestinal que pueden dar lugar a una incontinencia vesical y/o fecal o por el contrario una retención de uno o ambos tipos. Son frecuentes las infecciones urinarias por un deficiente vaciamiento vesical, por lo que deben recurrir en muchos casos a sondaje vesical intermitente.
Otras secuelas físicas que pueden darse:
Ø  Pubertad precoz
Ø  Criptorquidia (testículos mal descendidos)
Ø  Obesidad por escasa movilidad
Ø  Alergia a materiales de látex, por la exposición a éste material en las frecuentes hospitalizaciones y/o intervenciones quirúrgicas
Tratamiento de la espina bífida
Cirugía para la espina bífida: Cuando nace un bebé con un problema de espina bífida, ha de ser operado en un plazo aproximado de dos o tres días como máximo, ya que cuanto más tiempo permanezca expuesto el tejido nervioso, más posibilidades hay de que las secuelas sean más numerosas y graves.
Es importante aclarar que la cirugía de la espina bífida no es un tratamiento curativo, es decir, que las alteraciones existentes en el momento de la operación son irreversibles y permanentes. El objetivo de este tratamiento es reducir el riesgo de complicaciones graves a consecuencia de la infección del tejido nervioso, que pueden llegar a ser mortales, y el tratamiento del acúmulo de líquido cefalorraquídeo que empeora la lesión neurológica si no se revierte.

Rehabilitación de la espina bífida: En cuanto a las lesiones neurológicas que presentan estos niños, si bien es cierto que son permanentes, pueden mejorar considerablemente gracias al papel de la rehabilitación y fisioterapia. De esta forma, se podrán solucionar muchos de los problemas que puedan presentar estos niños, como ciertas posturas antiestéticas y patológicas, alteraciones al caminar, o rigideces en determinas partes del cuerpo.

Este tratamiento para la espina bífida y al apoyo sociofamiliar que se le ofrezca a estos pacientes, puede mejorar de manera drástica su calidad de vida.

Prevención

Para prevenir los fallos en el cierre del tubo neural, se recomienda que toda mujer en edad de reproducirse y que pueda quedar embarazada, consuma 0.4 MG. de ácido fólico al día, con el propósito de reducir el riesgo de tener un hijo afectado con espina bífida u otros defectos del tubo neural.
A pesar de que el ácido fólico puede encontrarse en determinados alimentos como frutas, vegetales, granos, etc., es difícil obtener la cantidad necesaria de esta vitamina sólo de la dieta.Toda mujer debería consumir 400 microgramos de ácido fólico diariamente. La dieta común de muchas mujeres no aporta en ningún caso más de 200 microgramos.Por eso se recomienda el uso diario de un complejo multivitamínico que contenga 400 microgramos de ácido fólico en su forma sintética.La forma sintética del ácido fólico es además más sencilla de asimilar por el organismo que dicha vitamina en su forma natural.

Básicamente, el tratamiento del niño con espina bífida consiste en ayudarle a alcanzar el máximo nivel de desarrollo que permita su defecto neurológico. En este proceso es fundamental la rehabilitación ortopédica, con la que se intenta conseguir ciertos objetivos de estabilidad y de movilidad, de los que depende el desarrollo mental y social del niño.
Capacidad del niño para la marcha: Lo más importante para predecir las posibilidades de marcha es el nivel neurológico. Los que tienen lesiones altas(superiores a L2), con el tiempo dejarán de andar o al menos de ser una marcha útil. Sin embargo es esencial que en los primeros años de la infancia consigan estar de pie y que anden con bipedestadores y grandes aparatos para la marcha. Este tipo de aparatos consigue que el niño tenga un mejor desarrollo psicosocial, y al mismo tiempo la posición de pie evita las rigideces articulares, las úlceras en la piel, posibilita un mejor drenaje urinario, una disminución de osteoporosis, etc. Los que tienen lesiones de L4 o inferiores mantendrán sus posibilidades de marcha beneficiándose de un bitutor corto. Los pacientes con lesiones deL3 (es decir con afectación del cuádriceps) se encuentran en una posición intermedia: Con bitutores largos y control del peso pueden conseguir una marcha independiente. La obesidad es un factor muy importante a la hora del confinamiento del paciente en silla de ruedas. Otro factor importante es la falta de estimulo familiar para mantener la marcha aunque sea solamente domiciliaria.
Los niños que padecen espina bífida necesitan desarrollar ciertas habilidades motoras, y generalmente con el uso de muletas, aparatos ortopédicos o sillas de ruedas pueden lograr mayor independencia. Además, con técnicas adecuadas estos niños podrán llegar a ser independientes en el manejo de su intestino y su vejiga.
Incapacidades físicas como la producida por la espina bífida pueden tener efectos profundos en el desarrollo social y emocional del niño; es importante que los profesionales de la salud, maestros y padres entiendan las capacidades y limitaciones físicas del niño.
Para promover el crecimiento personal, deben alentarlos a ser independientes (con los límites de seguridad y salud), a participar en actividades con sus compañeros y a que asuman la responsabilidad de su propio cuidado.
Algunos niños con espina bífida e hidrocefalia tienen problemas de aprendizaje, como dificultad para concentrar la atención, expresar o entender el lenguaje, o dificultad en la comprensión de la lectura y las matemáticas. La atención profesional oportuna en niños con estos problemas puede ayudar considerablemente a prepararlos para la escuela.
Para ayudar a los niños y jóvenes con problemas de aprendizaje se les debe colocar en un ambiente menos restrictivo, y su programa diario debe ser tan normal como sea posible.




viernes, 18 de diciembre de 2015

Tortículis

INTRODUCCIÓN
La tortícolis es una afección que se caracteriza por lateralización de la cabeza con rotación del cuello, constituye una posición antiestética que requiere tratamiento inmediato y que puede ser síntoma de varias patologías. La palabra tortícolis deriva del latín tortus que significa torcido y collum de cuello. Suele ser un síntoma común de varios padecimientos, y puede originarse de manera secundaria a enfermedades neurológicas. Su definición aún no está bien clara en los diferentes trabajos revisados.
Para su estudio esta puede ser dividida en dos tipos: congénita y adquirida. La tortícolis congénita se caracteriza por una tumefacción del músculo esternocleidomastoideo (ECMD), secundaria a una injuria durante el parto o una mal posición durante la vida intrauterina del feto.2,3 Esta tumefacción del ECMD se puede confundir con los quistes del plexo braquial, los cuales al regresar dejan una banda fibrosa sobre el músculo, causando contractura del cuello y lateralización de la cabeza. La forma adquirida no difiere clínicamente de la anterior, pero suele acompañar a varias patologías neurológicas tales como: siringomielia, encefalitis, hernia discal cervical, tumores de la fosa posterior del cerebro y de la unión cráneo espina






Tortícolis
La tortícolis es un tipo de distonía (contracciones musculares prolongadas) en que los músculos del cuello, particularmente el músculo esternocleidomastoideo, angular de la escápula y en menor medida los músculos escalenos, se contraen involuntariamente y hacen que se incline la cabeza
Tipos
·         Tortícolis: causada por movimientos bruscos del cuello o malas posturas.
 
·         Tortícolis idiopática: si la afección se da sin causa conocida.
 
·         Tortícolis congénita: se da dentro del útero, si el feto se ha colocado en una mala posición durante su crecimiento o se dan problemas en el riego del cuello del feto.
 
·         Tortícolis espasmódica psicógena: se reconoce por crisis espasmódicas del cuello acompañadas de dolores. Su aparición puede deberse al estrés o la fatiga.

Causas
·         Hereditaria por influencia genética.

·         Adquirida, como resultado de una lesión muscular provocada por una mala postura o movimiento brusco. El estrés y la fatiga también pueden predisponer a ella.

Síntomas

Los síntomas de la tortícolis son de fácil detección. Normalmente, los pacientes que sufren de esta afección padecen de dolor cervical, movimiento limitado en la zona del cuello, cefaleas, rigidez del músculo esternocleidomastoideo y se observa una postura anormal de la cabeza.
Prevención

·         Dado que normalmente esta patología es adquirida por malas posturas, se recomienda tener especial cuidado en situaciones que puedan originarla, como al utilizar almohadas demasiado altas o bajas a la hora de dormir, pasar mucho tiempo hablando por teléfono con una postura forzada y poco ergonómica o evitar movimientos bruscos del cuello. Las técnicas de relajación y los estiramientos regulares de la zona cervical reducen el peligro en pacientes propensos a padecerla.

 

Diagnóstico

Con un examen físico es fácil determinar la aparición de esta afección. Esta exploración revelará una posición incorrecta de la cabeza y un acortamiento y rigidez de los músculos del cuello

                      Tratamiento
El tratamiento del tortícolis presente al nacer implica estirar el músculo del cuello acortado. Los estiramientos y posicionamientos pasivos se emplean en bebés y niños pequeños. En el estiramiento pasivo, se emplea algo para sostener la parte del cuerpo en una cierta posición. Esto podría ser un utensilio como una correa, una persona o algo más. Estos tratamientos a menudo son eficaces, especialmente si se inician dentro de los tres meses posteriores al nacimiento.
La cirugía para corregir el músculo del cuello se puede hacer en los años de edad preescolar, en caso de que otros métodos de tratamiento fallen.
El tortícolis causado por daño al sistema nervioso, la columna o los músculos se trata identificando y abordando la causa del trastorno. Según la causa, el tratamiento puede abarcar:
·         Aplicar calor, tracción cervical y masajes para ayudar a aliviar el dolor de cuello y cabeza.
·         Los ejercicios de estiramiento y los collarines para ayudar con los espasmos musculares.
·         Tomar medicamentos como el fármaco baclofeno para reducir las contracciones musculares del cuello.
·         Inyectar toxina botulínica cada tres meses.
·         La cirugía de la columna vertebral puede ser necesaria cuando la tortícolis se debe a vértebras dislocadas. En algunos casos, la cirugía implica la destrucción de algunos de los nervios de los músculos del cuello o el uso de la estimulación cerebral.

 

                            Fisioterapia
La cinesiterapia, los masajes, la utilización del calor (termoterapia), el tratamiento con ultrasonidos, el uso del agua (hidroterapia) o de los rayos ultravioleta o infrarrojos, el empleo de corrientes eléctricas son algunas de las técnicas de fisioterapia. Su objetivo es reducir o evitar el dolor, la rigidez y la contractura. La fisioterapia se puede indicar después de un accidente, de la lesión de un nervio, de una fractura o de un dolor muscular o articular tenaz. Con frecuencia, es un complemento de la terapia a base de medicamentos.
                             Minerva
La minerva o collarín es un aparato destinado a mantener la cabeza recta y en extensión. Permite aliviar el dolor y reducir la inestabilidad del cuello, al disminuir la amplitud de los movimientos. Hay collares blandos, de espuma, y collares rígidos, de plástico con los bordes de espuma. Las minervas de escayola ya casi no se utilizan.
Conclusión

Aunque la tortícolis la mayoría de las ocasiones es una condición benigna, su persistencia, asociación a otros síntomas y signos neurológicos, nos puede encaminar en el diagnóstico de su causa básica. Cuando se presenta en los niños de forma adquirida, uno de los diagnósticos diferenciales a tener en cuenta son los tumores de la fosa posterior del cerebro, como ocurrió en nuestro paciente.

jueves, 17 de diciembre de 2015

Sistema Venoso Ácigos

Epicondilitis


Epicondilitis

El codo de tenista o epicondilitis es una lesión de los músculos y tendones en la cara lateral externa del codo, que procede de un sobre uso o de esfuerzos repetitivos a ese nivel. La contracción repetida de las fibras musculares del antebrazo genera una tensión localizada en los puntos de inserción de los tendones en el hueso del codo.

Otros nombres:
·         Epicondilitis lateral

·         Epicondilitis medial

·         Codo de golfista

·         Codo de nadador

Mecanismo de la lesión
1.- Epicondilitis lateral

 Epicondilitis lateral codo de tenista
La lesión más frecuente de extremidad superior en el tenis es la lesión lateral de codo, resultado de un esfuerzo excesivo o repetitivo sobre los tendones extensores del antebrazo, en particular los del músculo extensor corto del carpo. Más frecuente en el jugador amateur, la lesión suele ser resultado de un revés con mala técnica (golpear la bola a contragolpe, cargando la energía sólo en el antebrazo, en vez de en todo el brazo desde el hombro), o de un potente saque de smatch en el que se combinen pronación (palma hacia abajo) y flexión rápida de la muñeca, cargando todo el esfuerzo en los referidos tendones extensores del antebrazo.



2.- Epicondilitis medial

La epicondilitis medial es menos frecuente, y ocurre de forma característica con actividad flexora y pronación simultáneas de la muñeca, como puede ocurrir:

al final de la volea, cuando el jugador flexiona rápidamente la muñeca para llevar la raqueta hacia delante.
en la primera fase del saque, cuando se localiza todo el esfuerzo en los tejidos mediales del codo.
el llamado "codo de golfista" que se da en el codo derecho de un jugador de golf diestro cuando lleva a cabo un swing defectuoso con el tronco rígido.
el llamado "codo de nadador", que se da por falta de técnica en algunos estilos de natación, especialmente espalda.
Epicondilitis Medial

Debe tenerse en cuenta que la epicondilitis no se limita a jugadores de tenis, golf, béisbol o nadadores, sino que se puede dar en cualquier actividad que ponga los compartimentos medial o lateral del codo bajo esfuerzos repetitivos similares (martillear, uso de destornilladores, o incluso trabajo de ordenador, etc.)


Signos y síntomas
De forma general, en toda epicondilitis puede notarse dolor al sujetar o agarrar objetos, falta de fuerza en el antebrazo, y dolor a la presión en el codo, en los puntos de inserción de los tendones. Además, existen una serie de signos específicos que dependerán del tipo concreto de epicondilitis.




Ejercicios de Rehabilitación

Tratamiento rehabilitador de la epicondilitis
La epicondilitis medial o lateral es frecuente, y suele producir incapacidad. El tratamiento rehabilitador tiene éxito, pero conviene esperar a que el dolor haya cedido o sea mínimo antes de empezar la rehabilitación. En general, cuanto más tiempo dure el dolor, más largo va a ser el período de recuperación completa.

Fases de la rehabilitación

En general, el proceso de rehabilitación puede dividirse en 3 fases:
FASE 1. Básicamente, Disminuir la inflamación y el dolor. Consiste en reposo, frío local (hielo) y, si es necesario, antiinflamatorios.
FASE 2. Mejorar la flexibilidad, y aumentar la fuerza.
Ejercicios suaves de contracción muscular consistentes en flexión, extensión y rotación de muñeca. Suele seguirse la siguiente secuencia:

Extensión de muñeca.
Flexión de muñeca.
Flexión-Extensión combinadas de muñeca.
Extensión de los dedos.
Epicondilitis
Pronación/Supinación del antebrazo.
Codo de tenista

FASE 3. Mejorar la fuerza muscular, mantener y mejorar la flexibilidad, y volver gradualmente al nivel previo de actividad deportiva. A veces, en esta fase, conviene hacer modificaciones en el equipo.
Ejemplo: una mala raqueta puede haber contribuido al desarrollo de la epicondilitis.

El Diagnostico

El diagnóstico es meramente clínico, siendo muy sugerentes los síntomas y signos que refiere el paciente. La exploración radiológica mediante rayos x raramente demuestra alguna anormalidad. A menudo habrá dolor a la palpación en la región del epicóndilo, a la presión o al solicitar al paciente ciertas maniobras que ponen en tensión la musculatura epicondílea. Hay también dolor alrededor del codo y en la zona epicondílea cuando se realiza la extensión de la muñeca y sobre todo si se realiza contra resistencia, al igual que con la extensión forzada de los dedos.

Tratamiento     
El objetivo del tratamiento es aliviar o eliminar el dolor y la inflamación. Las diferentes posibilidades son las siguientes:
·         Antiinflamatorios no esteroideos (aines) administrados por vía oral en forma de comprimidos, o por vía tópica en forma de cremas o geles.
·         Reposo de la articulación. Implica reducción de las actividades que provoquen el dolor, disminuyendo el tiempo de actividad y la intensidad del esfuerzo.
·         Fisioterapia, mediante la aplicación de calor local, ultrasonidos, electroterapia, láser, técnicas de masaje, ondas de choque, realización de ciertos ejercicios y otras técnicas. Existen en general pocos estudios que demuestren la superioridad terapéutica de alguno de estos procedimientos sobre el resto.
·         Infiltración, que en un comienzo consistía en inyección local de corticoides asociados o no a un anestésico local.
Las infiltraciones con corticoides inyectados alrededor del epicóndilo pueden resolver los episodios de dolor durante semanas o meses, aunque las molestias tienden a recurrir en un plazo mayor. En ocasiones se realizan 3 infiltraciones sucesivas con intervalos de una semana entre ellas. Existe un pequeño riesgo de rotura local de la inserción del tendón y del propio tendón, este riesgo aumenta en función del número de infiltraciones. Últimamente se ha demostrado que la infiltración con Plasma Rico en Plaquetas es superior a la infiltración con corticoides en estudios randomizados, prospectivos, doble ciego (evidencia nivel I), reduciendo el dolor y mejorando la capacidad funcional.
·         Terapia ocupacional. Es recomendable limitar los movimientos que producen la patología. Un estudio ergonómico del puesto de trabajo para evitar los movimientos repetitivos que provocan la enfermedad, puede ser la clave de su curación.
·         Cirugía. Está recomendada en ciertos casos que no responden a ninguna de las medidas anteriores. Puede realizarse mediante incisión abierta o con la técnica de artroscopia. Generalmente se practica la sección quirúrgica del tendón del músculo extensor carporadialis brevis a nivel de su inserción en el epicóndilo (tenotomía), la intervención puede realizarse bajo anestesia local o general.

Ejercicios y Estiramientos          
La fisioterapia puede aportar gran ayuda al tratamiento de la epicondilitis con tratamientos que abarcarán desde el estiramiento, el masaje (o automasaje) y la reprogramación o fortalecimiento. Es primordial conocer mecánica por la cual estos músculos se ven afectados para adaptar el tratamiento a este origen. Es por eso que se realizarán casi siempre estiramientos de los músculos antagonistas a los epicondileos es decir los flexores del codo y muñeca y potenciación o reprogramación de los epicondileos afectados, ya que se les considerará funcionalmente perdedores o vencidos con respecto a los primeros. Además la atención y tratamiento de la zona cervical y transición cervico-torácica será de gran utilidad para la resolución de esta molesta lesión.
Complicaciones
v  Recurrencia de la lesión.
v  Ruptura de los tendones debido a infiltraciones repetidas.





Bibliografia

1. Kaminsky SB, Baker CL Jr. "Lateral epicondylitis of the elbow". Tech Hand Up Extrem Surg 7 2003(4):179-89. PMID 16518219.

2. Bestard PG. Afecciones del codo En: Tratado de cirugía ortopédica y traumatológica. Editorial Pueblo y Educación.1986:48-51.


3. Pecho VA. Síndromes dolorosos del codo, antebrazo y mano. En: Cirugía ortopédica y traumatológica II. Disponible en http://sisbid.usmsn.edu.pe. Citado Octubre 2003