ads

sábado, 19 de diciembre de 2015

Espina Bífid

Espina bífida
La espina bífida es un tipo de defecto del tubo neural (DTN). El término significa espina dividida, o cierre incompleto de la columna vertebral. La forma más grave de espina bífida puede incluir debilidad muscular o parálisis por debajo de la zona dividida, pérdida de sensación debajo de la división y pérdida de control del intestino y la vejiga.
Hay tres tipos de espina bífida varían de leve a severo y estos son:
Espina bífida oculta: una apertura en una o más vértebras (huesos) de la columna sin daño evidente en la médula espinal.
Aparece un pequeño defecto o abertura en una o más vértebras. Algunas tienen un lipoma, hoyuelo, vellosidad localizada, mancha oscura o una protuberancia sobre la zona afectada. La médula espinal y los nervios no están alterados.
Muchas personas con espina bífida oculta no saben que la tienen, o sus síntomas no aparecen hasta edades avanzadas. Estos síntomas pueden ser de tres tipos:
Neurológicos: debilidad en las extremidades inferiores, atrofia de una pierna o pie, escasa sensibilidad o alteración de los reflejos.
Genito-urinarios: incontinencia de orina o heces o retención de orina.
Ortopédicos: Deformidad de los pies o diferencias de tamaño.
Meningocele: las meninges, o cobertura protectora alrededor de la médula espinal, sale a través de la apertura en las vértebras en un saco llamado meningocele. La médula espinal sigue intacta; esto se puede reparar con poco o ningún daño a las vías nerviosas.
Mielomeningocele: es la forma más grave de espina bífida; una porción de la médula espinal misma sobresale a través de la espalda. En algunos casos, los sacos están cubiertos de piel; en otros, los tejidos y nervios están expuestos.
Generalmente, los términos “espina bífida” y “myelomeningocele” son usados en forma intercambiable.
La espina bífida habitualmente es un defecto de nacimiento aislado. A pesar de que los científicos creen que hay factores genéticos y ambientales que pueden conjugarse para causar éste y otros defectos del tubo neural, el 95 por ciento de los bebés con espina bífida nacen de padres sin antecedentes determinadas familias, no sigue ninguna pauta específica de herencia.
 Las mujeres con ciertos problemas de salud crónicos, incluidos la diabetes y trastornos de convulsiones (tratados con determinados medicamentos anticonvulsivos), tienen mayor riesgo (aproximadamente 1/100) de tener un bebé con espina bífida.
Características
Los efectos de myelomeningocele, la forma más grave de la espina bífida, pueden incluir debilidad muscular o parálisis bajo el área donde ocurre la apertura (o hendidura), falta de sensación bajo la hendidura, e incontinencia.
Existe el peligro, además, de una acumulación anormal de líquidos en el cuerpo y por lo tanto en el cerebro (resultando en una condición llamada hidrocefalía). Un gran porcentaje (70%-90%) de los niños que nacen con myelomeningocele tienen hidrocefalía.3 La hidrocefalía puede ocurrir sin la espina bífida, aunque frecuentemente se manifiestan juntas ambas condiciones. La hidrocefalía se controla mediante una intervención quirúrgica llamada procedimiento de derivación (shunt). Este procedimiento consiste en la introducción de una punta de un tubo flexible en un ventrículo cerebral, sacando el tubo por una pequeña apertura en el cráneo. Sin éste puede resultar una acumulación de líquidos en el cerebro, y esta presión puede causar daño cerebral, ataques, o cegüera.
Manifestaciones clínicas
 Dependen del nivel del mielocele y consisten en diversos grados de paraplejía fláccida y arrefléxica, alteraciones de la sensibilidad (táctil y dolorosa) y trastornos de los esfíntes (disfunción vesical e incontinencia fecal).
Asimismo, se evidencian úlceras tróficas de los miembros inferiores con periostitis u osteomielitis subyacentes, deformidades ortopé- dicas (pies zambos, subluxación de las caderas, escoliosis) e incluso fracturas óseas.
El nivel sensitivo es más constante que el motor y permite una delimitación más exacta del límite superior de la lesión: – En los casos más severos por encima de L3 la paraplejía es completa con imposibilidad para la deambulación.
– En lesiones lumbares más bajas están conservadas la flexión y adducción de la cadera y la extensión de la rodilla, siendo posible la marcha con ayuda.
– Las lesiones de las raíces sacras superiores permiten al niño caminar con mínima ayuda, pero existen deformidades de los pies.
–En las lesiones sacras por debajo de S3 la función de las extremidades inferiores es normal y hay anestesia en "silla de montar".
En la mayoría de los niños con mielomeningocele existen trastornos de los esfínteres.
– En las lesiones por debajo de S3 los esfínteres anal y vesical están paralizados. La vejiga estará distendida y permitirá con facilidad la expresión urinaria mediante compresión suprapúbica.
 – En el grupo más numeroso de niños con lesiones más altas, aun cuando la vejiga también está dilatada, existe retención urinaria, que está provocada por la incoordinación entre las contracciones dé- biles del detrusor y la contracción voluntaria o refleja del esfínter externo. En estos casos se produce subsecuentemente una hidronefrosis.
Son frecuentes las infecciones de orina de repetición y la evolución a una pielonefritis crónica.
La hidrocefalia asociada a una malformación tipo II de Chiari está ya presente al nacer en el 85-95% de los casos, como se observa mediante ultrasonografía. En el Chiari tipo II, al descenso de las amígdalas cerebelosas, que rebasan el plano del foramen magnum, se añade la elongación y la distorsión del tronco del encéfalo, y el descenso del IV ventrículo.
La sintomatología de la hidrocefalia progresiva en estos casos suele ser lenta e insidiosa con aumento del perímetro craneal, o bien se puede manifestar de forma aguda con irritabilidad y vómitos. No es infrecuente observar síntomas de afección de pares craneales bajos y de compresión del tronco cerebral: dificultad para la alimentación, estridor, parálisis de las cuerdas vocales, disfagia y bradicardia.
Es típico un patrón de disfunción ventilatoria central consistente en obstrucción de las vías aéreas superiores, respiración irregular y apnea, que se confirma mediante un registro poligráfico de sueño. Los síntomas referidos pueden requerir adenoidectomía, traqueotomía e incluso descompresión quirúrgica de la fosa posterior.
No suele existir retraso mental, salvo en casos de hidrocefalia, que precise varias revisiones del shunt, complicada con meningitis o ventriculitis.
En estos niños se pueden observar crisis epilépticas. En los meningoceles el examen neurológico es normal. A la inspección se observa una masa fluctuante que produce una protrusión de la piel, que habitualmente está cubierta por un angioma plano. Los meningoceles no se asocian con hidrocefalia. Entre las malformaciones asociadas puestas de manifiesto con la resonancia magnética medular destacan la siringomielia y la diastematomielia.
El diagnóstico prenatal de los defectos del tubo neural (DTN) se lleva a cabo mediante la ecografía, y la determinación en el líquido amniótico de la alfa-fetoproteína (AFP) y de la acetilcolinesterasa que estarán elevadas en los DTN abiertos.
 La determinación de la AFP en el suero materno entre la 13 y la 16 semana de gestación se recomienda, en la actualidad, como “screening” de los DTN, aun cuando existe un elevado número tanto de falsos positivos como de negativos. Los niveles de AFP mayores de 1000 ng/mL indican una alta proba bilidad de un DTN (el valor normal de la AFP durante la gestación es de hasta 500 ng/mL)
Causas y factores de riesgos
Habitualmente la espina bífida proviene de la unión de una predisposición genética y factores ambientales. Entre las causas ambientales podemos señalar:
Ø  El 98% de los casos se debe a un déficit de folatos en la madre en los momentos previos o inmediatamente posteriores a producirse el embarazo.
Ø  Tratamiento materno con fármacos: ácido valproico (anticonvulsionante), etetrinato (tratamiento para la psoriasis y el acné),carbamazepina (tratamiento epiléptico) y medicamentos hormonales.
Otros factores de riesgo:
Ø  Edad materna: madres adolescentes o de más de 35 años.
Consecuencias
Cuanto más alta se encuentre la vértebra o vértebras afectadas, más graves serán las consecuencias. Dichas consecuencias pueden incluir:
Ø  Hidrocefalia: es la acumulación excesiva de líquido cefalorraquídeo (LCR) en el cerebro. La acumulación excesiva de LCR ocasiona una presión potencialmente perjudicial en los tejidos del cerebro.
Ø  Otros trastornos neurológicos ligados normalmente a la hidrocefalia:
Ø  Malformación de Chiari o de Arnold-Chiari: la porción caudal del cerebelo y a veces, del tronco cerebral, que se encuentran situados por debajo del foramen magno.
Ø  Siringomielia: formación o acumulación de LCR dentro del cordón medular.
Ø  Dificultades de visualización, memoria, concentración.
Ø  Alteraciones del aparato locomotor:
Ø  Debilidad muscular o parálisis, deformidades y disminución o pérdida de la sensibilidad por debajo de la lesión.
Ø  Trastornos del sistema genito-urinario:
Ø  Alteraciones del control urinario e intestinal que pueden dar lugar a una incontinencia vesical y/o fecal o por el contrario una retención de uno o ambos tipos. Son frecuentes las infecciones urinarias por un deficiente vaciamiento vesical, por lo que deben recurrir en muchos casos a sondaje vesical intermitente.
Otras secuelas físicas que pueden darse:
Ø  Pubertad precoz
Ø  Criptorquidia (testículos mal descendidos)
Ø  Obesidad por escasa movilidad
Ø  Alergia a materiales de látex, por la exposición a éste material en las frecuentes hospitalizaciones y/o intervenciones quirúrgicas
Tratamiento de la espina bífida
Cirugía para la espina bífida: Cuando nace un bebé con un problema de espina bífida, ha de ser operado en un plazo aproximado de dos o tres días como máximo, ya que cuanto más tiempo permanezca expuesto el tejido nervioso, más posibilidades hay de que las secuelas sean más numerosas y graves.
Es importante aclarar que la cirugía de la espina bífida no es un tratamiento curativo, es decir, que las alteraciones existentes en el momento de la operación son irreversibles y permanentes. El objetivo de este tratamiento es reducir el riesgo de complicaciones graves a consecuencia de la infección del tejido nervioso, que pueden llegar a ser mortales, y el tratamiento del acúmulo de líquido cefalorraquídeo que empeora la lesión neurológica si no se revierte.

Rehabilitación de la espina bífida: En cuanto a las lesiones neurológicas que presentan estos niños, si bien es cierto que son permanentes, pueden mejorar considerablemente gracias al papel de la rehabilitación y fisioterapia. De esta forma, se podrán solucionar muchos de los problemas que puedan presentar estos niños, como ciertas posturas antiestéticas y patológicas, alteraciones al caminar, o rigideces en determinas partes del cuerpo.

Este tratamiento para la espina bífida y al apoyo sociofamiliar que se le ofrezca a estos pacientes, puede mejorar de manera drástica su calidad de vida.

Prevención

Para prevenir los fallos en el cierre del tubo neural, se recomienda que toda mujer en edad de reproducirse y que pueda quedar embarazada, consuma 0.4 MG. de ácido fólico al día, con el propósito de reducir el riesgo de tener un hijo afectado con espina bífida u otros defectos del tubo neural.
A pesar de que el ácido fólico puede encontrarse en determinados alimentos como frutas, vegetales, granos, etc., es difícil obtener la cantidad necesaria de esta vitamina sólo de la dieta.Toda mujer debería consumir 400 microgramos de ácido fólico diariamente. La dieta común de muchas mujeres no aporta en ningún caso más de 200 microgramos.Por eso se recomienda el uso diario de un complejo multivitamínico que contenga 400 microgramos de ácido fólico en su forma sintética.La forma sintética del ácido fólico es además más sencilla de asimilar por el organismo que dicha vitamina en su forma natural.

Básicamente, el tratamiento del niño con espina bífida consiste en ayudarle a alcanzar el máximo nivel de desarrollo que permita su defecto neurológico. En este proceso es fundamental la rehabilitación ortopédica, con la que se intenta conseguir ciertos objetivos de estabilidad y de movilidad, de los que depende el desarrollo mental y social del niño.
Capacidad del niño para la marcha: Lo más importante para predecir las posibilidades de marcha es el nivel neurológico. Los que tienen lesiones altas(superiores a L2), con el tiempo dejarán de andar o al menos de ser una marcha útil. Sin embargo es esencial que en los primeros años de la infancia consigan estar de pie y que anden con bipedestadores y grandes aparatos para la marcha. Este tipo de aparatos consigue que el niño tenga un mejor desarrollo psicosocial, y al mismo tiempo la posición de pie evita las rigideces articulares, las úlceras en la piel, posibilita un mejor drenaje urinario, una disminución de osteoporosis, etc. Los que tienen lesiones de L4 o inferiores mantendrán sus posibilidades de marcha beneficiándose de un bitutor corto. Los pacientes con lesiones deL3 (es decir con afectación del cuádriceps) se encuentran en una posición intermedia: Con bitutores largos y control del peso pueden conseguir una marcha independiente. La obesidad es un factor muy importante a la hora del confinamiento del paciente en silla de ruedas. Otro factor importante es la falta de estimulo familiar para mantener la marcha aunque sea solamente domiciliaria.
Los niños que padecen espina bífida necesitan desarrollar ciertas habilidades motoras, y generalmente con el uso de muletas, aparatos ortopédicos o sillas de ruedas pueden lograr mayor independencia. Además, con técnicas adecuadas estos niños podrán llegar a ser independientes en el manejo de su intestino y su vejiga.
Incapacidades físicas como la producida por la espina bífida pueden tener efectos profundos en el desarrollo social y emocional del niño; es importante que los profesionales de la salud, maestros y padres entiendan las capacidades y limitaciones físicas del niño.
Para promover el crecimiento personal, deben alentarlos a ser independientes (con los límites de seguridad y salud), a participar en actividades con sus compañeros y a que asuman la responsabilidad de su propio cuidado.
Algunos niños con espina bífida e hidrocefalia tienen problemas de aprendizaje, como dificultad para concentrar la atención, expresar o entender el lenguaje, o dificultad en la comprensión de la lectura y las matemáticas. La atención profesional oportuna en niños con estos problemas puede ayudar considerablemente a prepararlos para la escuela.
Para ayudar a los niños y jóvenes con problemas de aprendizaje se les debe colocar en un ambiente menos restrictivo, y su programa diario debe ser tan normal como sea posible.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario